Ejemplos y ejercicios escolares de escritura
Entre los volúmenes que conformaron la biblioteca del padre don Andrés de Arze y Miranda (1701-1774) albergados en la Biblioteca Lafragua se encuentran varios manuscritos “de su puño y letra” que ahora nos invitan a contemplar el ejercicio escritural de un estudiante destacado del siglo XVIII, claro ejemplo de los jóvenes criollos formados por los jesuitas en Nueva España y calificado por sus contemporáneos como “gloria del clero angelopolitano”. El ejemplar que aquí se expone corresponde –según se puede apreciar tanto en el ex dono como en la anotación que consta en el grabado del autor, ambos elementos adheridos al manuscrito– al Curso de artes que Arze tomó cuando fue estudiante en los Colegios jesuitas poblanos. El texto, de unos 196 folios, contiene las Dissertationes scholasticae de corte aristotélico. Se trata de una copia manuscrita con títulos en una alternancia de humanística redonda y cursiva y el cuerpo del texto, copiado en limpio, en una bastardilla bastante cuidada. En esta época era muy común que los estudiantes se hicieran de material de estudio mediante copias manuscritas que ellos mismos realizaban dado que los libros eran costosos. El doctor don Andrés de Arze conformaría con el tiempo una importante biblioteca que a su muerte pasaría al Convento de las Cinco Llagas de San Francisco de Puebla. |
Manuscrito del Curso de Artes del padre Andrés de Arze y Miranda. Puebla, 1714.
El Silabario, material ideado para “enseñar desde luego silabeando” ejercitando a los infantes del obispado de Puebla a “silabear por la mañana […] acostumbrar a los niños a silabear de memoria […], enseñarlos a escribir y pronunciar o leer lo mismo que escriben […]”, es muestra de la imposible disociación de la escritura y la lectura, bases del aprendizaje de los futuros estudiantes. Para la producción de los numerosos ejemplares de este impreso, pues era cuestión obligada su distribución gratuita en toda la región, se contó con la colaboración de destacados artistas poblanos, el joven y brillante grabador José de Nava y el fecundo pintor Miguel Jerónimo Zendejas.
Silabario. Grabado calcográfico (plancha de cobre). Miguel Zendejas, dibujante; José de Nava, grabador. Fondo Documental de la Antigua Junta de Caridad y Archivo de la Academia de Bellas Artes de Puebla (siglo XIX), Sección: Escuela de Primeras Letras, Subsección: Material de Estudio (silabario), Caja 27, exp. Único
Muy probablemente basados en las láminas contenidas en el segundo volumen de la obra de Servidori que dan cuenta de los tipos más socorridos en su tiempo, así como en otros manuales –contenidos en otra sección de esta exposición digital– que también estuvieron dentro de su acervo, se elaboraron los cuadriculados empleados por los estudiantes de caligrafía de la Academia de Educación y Bellas Artes de la Puebla, de entre los cuales se eligieron algunos ejemplos.
1. Domingo María de Servidori (¿1724?-1790). Reflexiones sobre la verdadera arte de escribir. Tomo II. Madrid : en la Imprenta Real, 1789. Referencia: 1544.
2. Selección de Ejercicios caligráficos. Fondo Documental de la Antigua Junta de Caridad y Archivo de la Academia de Bellas Artes de Puebla (siglo XIX), Sección Escuela de Primeras Letras, Subsección Material de Estudio, caja 26, exp. 1.
En la portadilla que abre la sección a las ilustraciones calcográficas de esta antología intitulada Deliciae naturae selectae, puede apreciarse la pervivencia de diseños caligráficos en franca convivencia con los tipos impresos en obras de la segunda mitad del siglo XVIII.
El ejemplar aquí expuesto corresponde al primer tomo de la primera edición de la obra, con texto paralelo alemán-francés, impreso en Nürnberg (Nuremberg, Alemania), ciudad que, gracias a la influencia del médico C. J. Trew y el círculo de científicos que reunió a su alrededor, ocupó un papel importante en el auge de la producción de libros sobre historia natural. El famoso grabador de la ciudad, George Wolfgang Knorr, fue el editor la presente antología en la que registró, mediante espectaculares grabados calcográficos, los ejemplares que componían la colección que Trew poseía en su Gabinete Natural.