Voces del silencio: oraciones y alocuciones fúnebres en Puebla
as honras fúnebres virreinales no se ceñían a un solo acto religioso, el mismo acto enumeraba distintas partes, una fundamental para personajes distinguidos, era el “Sermón u oración fúnebre”, en el que algún clérigo resonaba en el punto culmen las virtudes del difunto: su extraordinario mando si era un monarca, su celo pastoral si se trataba de un papa o un obispo, su vida apostólica si era algún clérigo, la gloria de su virginidad si era una monja, su gallardía si se trataba de algún noble caballero, su amor maternal si era una dama de alcurnia. En fin, todas sus cualidades, siempre orientadas a las virtudes cristianas, se resumían y se ponían como ejemplo. Tras la independencia, y sobre todo tras el triunfo de la Reforma liberal, los actos fúnebres civiles no se hicieron más en templos, se hacían en plazas públicas o en los panteones, pero el género del sermón se mantuvo, tornándose cívico; ya no se ensalzaron virtudes cristianas, sino los valores cívicos: heroicidad, ciudadanía, amor por la patria.
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Una característica de las honras fúnebres de personajes importantes fue la declamación de oraciones fúnebres, género inspirado en los discursos que griegos y romanos ofrecían a sus héroes, alternando prosa y poesía, y cuyo fin era ensalzar las virtudes del difunto en un lenguaje simbólico, bello, solemne y dramático.
Cuando murió, casi con su siglo, don Manuel Fernández de Santa Cruz y Sahagún, undécimo obispo de Puebla -famoso por sus debates epistolares con sor Juana Inés de la Cruz, bajo el seudónimo “sor Filotea de la Cruz”- en febrero de 1699 y tras su entierro, se celebraron funerales en diversos templos, patrocinados por distintas corporaciones que querían homenajear y elevar súplicas por su llorado prelado.
El colegio seminario de San Juan y San Pedro, realizó las exequias el 28 de febrero en el templo de la Santa Vera Cruz, conocido popularmente como “La Concordia”. Es interesante la parte final, una elegía, género literario centrado en la lamentación, en llorar lo perdido. Este texto hecho por Francisco Antonio de la Cruz, hace un repaso por toda la vida del prelado, desde sus primeras luces en Palencia, su educación en Salamanca, las diócesis que pastoreó: Chiapas, Guadalajara, y finalmente la rica Puebla, para concluir con una serie de lamentaciones expuestas mediante un soneto, haciendo juegos de palabras con el apellido del prelado: Santa Cruz.
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Elegía (continuación) y Soneto
Portada
Francisco Antonio de la Cruz
Declamacion funebre que en las exequias, que consagrò à su amabilissimo Pastor, Illustrissimo y Excelentissimo Señor Doctor D. Manuel Fernandez de Santa Cruz, el Colegio Real de S. Juan y S. Pedro / Dixo en la Iglesia de la Santa Vera-Cruz, y el Oratorio de N. P. San Phelipe Neri, el dia 28 de Febrero del año de 1699, el Br. Francisco Antonio de la Cruz, Cura Beneficiado por su Magestad, Vicario, y Juez Eclesiastico del pueblo y partido de San Francisco de Apango. Dedicalo al Lic. Christobal Davila, Galindo y Esquibel, Tezorero de dichos Reales Collegios, Mayordomo y Administrador de sus rentas
En la Puebla : en la imprenta de los Herederos del Capitan Juan de Villa Real en el Portal de las Flores, 1699
Procedencia: Convento de la Merced de Puebla (marca de fuego),
Referencia: 32051_01
Muy sentida fue la muerte del obispo Santa Cruz, tanto que se realizaron otras exequias por parte de los padres de la Concordia Sacerdotal de San Felipe Neri, celebradas en el templo de la Santa Vera Cruz, tal como observamos en otro sermón resguardado en la Biblioteca Lafragua.
De este sermón es de resaltar que, tras la declamación en los templos, si la pieza se consideraba de buena lírica, sana doctrina y trascendencia, se imprimían para que fueran incorporados a las bibliotecas de corporaciones y particulares.
Folio 1
La impresión de estas obras, no se limitaba solamente al discurso fúnebre, sino que existían diversos textos previos: dedicatorias, aprobaciones, presentaciones, que hacían más voluminosa la obra. Se destaca de esta obra la dedicatoria del Dr. Diego Perea, Prepósito de la Concordia, quien explica que el autor tenía temor de publicar el sermón, pero él lo alentó, ya que las letras de su discurso, resplandecen en el firmamento como estrellas, tal como el prelado muerto quedó vivo en las estrellas de la sabiduría para la autoridad, y los rayos del buen ejemplo para la veneración.
Mientras que la aprobación dada por el clérigo Miguel González de Valdeobera compara el sermón fúnebre, como si fuera un túmulo: encendido con antorchas, que encienden la llama de los más finos afectos al obispo fallecido.
Folio 1
Folio 2
Folio 3
Folio 4
Folio 5
Portada
José Díaz Chamorro (C.O.)
Sermon Funeral en las honrras que celebro la muy Venerable Concordia Ecclesiástica de S. Phelipe Neri de la Ciudad de la Puebla de los Angeles al Illmo. y Excmo. Señor Doctor Don Manuel Fernández de Santa Cruz, dignissimo Obispo de esta Santa Iglesia de la Puebla / Que predico el Br. D. Joseph Dias Chamorro, Consultor antiguo de la Venerable Concordia, y Capellan de el Convento de Señoras Religiosas de la Purissima Concepcion de nuestra Señora, el dia veinte y siete de febrero, de este presente año de 1699. Sacalo a luz el Dr. D. Diego de Perea, Prebendado de esta Santa Iglesia Cathedral, y actual Preposito de la misma Concordia, quien lo dedica al Illmo. y venerable señor Dean y Cabildo Sede Vacante de esta Santa Iglesia Cathedral de la Puebla
En la Puebla : por los Herederos del Capitan Juan de Villa Real, [1699]
Referencia: 32050_02
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No solo reyes o papas merecían tener exequias en la América española, también personajes de renombre de la Iglesia. Tal fue el caso del aragonés Tomás Ripoll, maestro general de la Orden de Predicadores por 22 años (1725-1747). Sus hijos de la provincia de San Miguel y los Santos Ángeles, le celebraron solemnísimas exequias en el templo de Santo Domingo, sede provincial, en esta Puebla de los Ángeles.
Correspondió al ilustre dominico poblano Fray Juan de Villasánchez -autor del informe sobre la situación de Puebla dado al ayuntamiento en 1746 que resulta ser una obra fundamental para el estudio de la ciudad- realizar el sermón panegírico al general muerto.
Folio 10
Es digno de resaltar el lenguaje, sumido en una constante narrativa de virtudes, pero también de aclamar la necesidad que tienen los vivos de honrar e incluso pagar con lágrimas y homenajes, las grandes obras, el ilustre legado dejado por los difuntos: “el llanto, las lagrymas que derrama y vierte la Dominicana Familia por nuestro Venerable difunto, no pueden ser excesivas comparadas con su merito.” Con lo que se infiere que estos actos fúnebres, no sólo se hacían en sufragio del alma, sino también como una necesidad de exaltar y con ello mantener la memoria del finado.
Folio 11
Sermón fúnebre en honor de fray Thomas Ripoll (continuación)
Portada
Juan de Villa Sánchez (O.P.), 1683-1760.
Sermon funebre dicho en las solemnes exequias que a la tierna y venerable memoria de su Rmo. P. Mro. Fr. Thomas Ripoll maestro general de todo el Sagrado Orden de Predicadores ... / predicabalo el M.R.P. Mro. Fr. Juan de Villa-Sanchez ...
Mexico : en el Colegio Real y mas Antiguo de S. Ildefonso de Mexico, 1749.
Referencia: 22835_03
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La secularización de la política y de la sociedad mexicana tomó un impulso decidido con la Reforma liberal. Noticias se tienen de honras fúnebres realizadas a los muertos en las guerras de Reforma, de Intervención y contra el II Imperio,que ya no se realizaron en templos, sino en plazas públicas, donde ya no se resaltaban la piedad o la pureza, sino el heroísmo y el patriotismo. El Estado puso nuevos modelos, ya no el de ser buen cristiano, sino el de ser un buen ciudadano.
En este contexto se encuentra esta breve e interesante alocución fúnebre, en homenaje a un ciudadano que se presentaba como modelo: Ignacio Blázquez: poblano, ingeniero militar, héroe de Chapultepec, regidor del ayuntamiento en varias ocasiones y connotado científico, cuya labor en el Colegio del Estado fue la de Preparador de Historia Natural, toda una vida dedicada al servicio de su patria y de la ciencia. Dichas virtudes fueron el eje de la alocución fúnebre que Nicolás Meléndez pronunció a su compañero y amigo, coronando toda su oración cívica fúnebre exclamando: “en la cátedra fue un excelente profesor, en la sociedad un buen patriota y un honrado ciudadano, en la familia un modelo de esposos y de padres…”
Esos modelos, eran los queridos por la nueva sociedad, la sociedad del orden y el progreso, del México de finales del siglo XIX. Todo cambiaba en los discursos, pero es de notar que en las prácticas funerarias: velorios y sepelios continuaban en el umbral de lo religioso.
Página 3
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Nicolás Meléndez
Alocucion funebre / pronunciada por el C. Lic. Nicolas Melendez, en el Panteón Municipal de esta Ciudad, á nombre del Colegio del Estado, al inhumarse el cadáver del sábio naturalista Sr. D. Ignacio Blazquez, preparador que fué de Historia Natural de dicho establecimiento
Puebla : Imprenta de Jose de Jesus Diaz, Calle del Colegio de S. Juan núm. 5, 1886.
Procedencia: Donación, anotación manuscrita: “Nicolas Melendez a la Biblioteca del Colegio del Estado”, pág. 8
Referencia: 44940