1. Mujer y Cosmos
La mujer está habitada por el sigilo lunar. De igual manera, es evidente que el cosmos femenino se encuentra en consonancia con la dualidad del mar: elemento que, en su carácter benigno, es una madre amorosa; pero que en su faceta malévola puede ser una criatura desalmada, aniquiladora de vida. La esencia femenina, afianzada al mar, es el receptáculo sagrado del almendro. Su ritual de procreación impulsa el movimiento de la rueda de la vida. El dolor es una de las crestas más significativas de ese círculo: ora espiral, ora laberinto. Algunas mujeres se han adentrado al centro del laberinto para ser con el mar. A lo largo de dicha travesía, ellas han sido azotadas por la violencia de su oleaje; aunque también han sabido adueñarse del conocimiento ultramar que les ha permitido manipular el tiempo; comprender el ímpetu del fuego: fundirse en su soplo. Amantes de lo oculto, han aprendido a enraizarse en libertad. Brujas. Hijas predilectas de Hécate.
Fragmento del estudio “Lo desconocido nos rodea”, página 38
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Poema V, página 18
Poema The Spiral/La Espiral, página 68.
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“Sciathericum seleniacum sive lunare expansivium”
Grabado de Pierre Miotte (1646)