Basilisco
En el imaginario medieval, se describía al Basilisco como un gallo con grandes alas espinosas y cola de serpiente, poseedor además de una mirada con la misma virtud mortífera que divulgaron los conocimientos científicos de la antigüedad.
Desde la tradición antigua se afirmaba que el veneno de la mirada del basilisco rompía las piedras y quemaba el pasto; posteriormente, los bestiarios medievales añaden que cuando el basilisco arroja su veneno por los ojos, es capaz de matar a todas las demás bestias y también al ser humano. Por tanto, si el hombre deseaba eliminar a este animal, debería usar como arma un espejo ya que, reflejado en este objeto, el basilisco se fulminaba con su propia imagen y veneno.
En la tradición emblemática, la representación del basilisco mirando delante de un espejo tiene por lo menos dos interpretaciones. Por un lado, según el Mundo Simbólico de Picinelli, la fuerza destructiva de la mirada del basilisco es similar al de la mujer que seduce al hombre; ambos monstruos venenosos (la mujer y el basilisco) matan con la mirada. Y por otro, el espejo es “el espejo sin mancha” de María Purísima, frente al cual huyen despavoridos todos los demonios y se aniquila al Mal.