Monstruos Marinos
Los relatos de viajes admiten la existencia de inmensos animales marinos que otorgan un carácter tenebroso al mar. Las condiciones más difíciles para los marinos que se aventuraban en las entrañas marítimas empezaban cuando desde las profundidades surgían peces gigantescos que con un golpe de su cola solían romper en trozos los navíos en que viajaban, por lo que los océanos se erigían como verdaderos senderos del peligro donde se posibilitaban encuentros sorprendentes con criaturas asombrosas.
Uno de ellos fue el “físeter” (Physetere). Este cetáceo poseía una gran boca, la piel espesa y negra, aletas largas y, sobre todo, una enorme cola con la que violentaba las naves.
Gracias a su gran tamaño (doscientos codos), se alzaba por encima de las embarcaciones; además, tenía una especie de tubos sobre la cabeza por los que extraía el agua de las olas para después arrojarla sobre las naves y hacerlas naufragar.
De igual manera se afirmaba que los navegantes avistaban serpientes y calamares enormes que atacaban a las tripulaciones, engullendo hombres y navíos.