2. El escenario del Químico: el Laboratorio
Es necesario que un Artesano sepa hablar en términos de su Arte, que conozca las herramientas y utensilios que debe utilizar. Hablaremos en primer lugar de las Operaciones y particularmente de las Destilaciones. Los Químicos hacen tres tipos de Destilaciones que se llaman Per ascensum, Per medium cornutum y Per descensum. Se llama Per ascensum la que eleva los espíritus en forma de humo, que cuando no encuentran punto de salida, se condensan en el agua, y caen por el canal del capitel. Per medium cornutum es la que sirve de medio para las cosas que no se elevan fácilmente. Y Per descensum se entiende que es para las cosas pesadas.
Marie Meurdrac (¿1610?-1680)
Alquimista y química francesa
La obra de Marie Meurdrac, La chymie charitable et facile, en faveur des dames, publicada en 1666, fue uno de los primeros textos sobre química y farmacéutica escritos por una mujer. Pese a sus detractores, este tratado tuvo un gran éxito, editándose cuatro veces en francés, seis en alemán y una en italiano. En su capítulo IV "Operaciones de la química” apunta el necesario uso racional del material para lograr procesos químicos exitosos en el escenario por excelencia del químico: el laboratorio.
El laboratorio químico es el verdadero taller de la experimentación cuyo precedente está en los laboratorios alquimistas, pioneros en introducir la experimentación en la investigación. Las transformaciones, cambios o creación de elementos y compuestos se realizaban en los laboratorios y a medida que la teoría química se desarrollaba, las técnicas experimentales se perfeccionaron y se complementaron con otras nuevas en estos maravillosos espacios de creación y observación.
El misterioso aspecto del laboratorio del siglo XVIII es un recordatorio de tradiciones míticas orientales, pero su equipamiento real era en gran parte de origen práctico, tomado de los artesanos quienes fundían metales, destilaban aceites aromáticos, filtraban soluciones de colorantes y evaporaban soluciones salinas.
En ellos se encontraban verdaderas piezas artesanales que se elaboraban ex profeso de acuerdo a las peticiones de cada químico o farmacéutico: crisoles, matraces, complejos aparatos de destilación, hornos de todos tipos y tamaños, vasijas y vasos de tamaños y materiales indistintos, utensilios dignos de un museo de la precisión y las formas caprichosas cuyas aplicaciones cada químico guardaba celosamente. Así, cada elemento constitutivo del laboratorio encerraba siglos de historia y experimentación, la cual heredaron y perfeccionaron con éxito los químicos modernos.
El laboratorio del siglo XVIII resulta del sincretismo cultural y la síntesis histórica de las antiguas prácticas alquimistas, con una naciente ciencia que ya se perfilaba empírica, autónoma y secular, y cuyo estudio se perfeccionaría de forma sorprendente en los siglos subsecuentes.