3.1 Nicolás Lemery (1645-1715)

Portada

Quizá uno de los méritos más notables de la obra es precisamente el objetivo que se plantea, el cual es llevar a todo público el conocimiento químico, en una época en la que la ciencia no era un tópico popularizado. La portada que aquí se muestra proviene de una edición de 1757, la cual constituye una edición póstuma, por lo que muy probablemente fue revisada, corregida y ampliada por el autor poco antes de su muerte.

Durante un siglo, fue una obra de referencia obligada de la química en toda Europa, por lo que gozó de un éxito sin precedentes en las aulas de clase y los cursos de química. Esta obra enciclopédica, reúne el conocimiento químico de los boticarios que le precedieron y los avances químicos modernos. Cabe señalar que, a diferencia de sus antecesores, el autor estructura su conocimiento sobre una base puramente experimental, oponiéndose abiertamente a los antiguos conceptos de la alquimia.

Plancha 5

El autor nos entrega un texto de divulgación científica extraordinario, así como una herramienta pedagógica fundamental para la época. Contiene diversos procedimientos químicos para aplicar en la Medicina, por lo que se encuentra dirigida principalmente a patólogos, médicos y farmacéuticos. La obra es propiamente un manual para el curso que Lemery impartía en el laboratorio de su boticario, ubicado en el Barrio Latino de París.

Plancha 6

Se realizaron múltiples ediciones en inglés, alemán, italiano, español, holandés e incluso en latín. En él se sientan las bases de los modelos corpusculares mecanicistas, combinados con un peso preciso de los reactivos, con el objeto de medir y analizar correctamente en los procesos químicos, abriendo el camino a una mejor comprensión de los constituyentes de la materia. 

Plancha 7

Gracias a este tipo de textos se abrió el camino a una mejor comprensión de los componentes de la materia, mediante un método fácil y accesible. Lemery es un ejemplo perfecto del empirista que siempre trató de apegarse lo mejor que pudo a la experiencia de laboratorio, descartando las doctrinas infundadas juzgándolas finalmente como fútiles.